“El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”. Proverbios 28:13
Cuando negamos nuestras fallas y errores, sumamos un nuevo fracaso a nuestras existencias: el de no superarnos y crecer en la Gracia del Señor.
Este no reconocimiento puede sumirnos en un estancamiento Espiritual que puede derivar en variadas conductas nocivas para nosotros y los que nos rodean. Podemos entrar en estados depresivos o, por el contrario, transformarnos en seres soberbios que inclusive tengan tendencia a justificar lo injustificable. ¿Cuál es, entonces, el origen de este tipo de comportamientos?
Sin lugar a dudas el miedo. Miedo a no ser escuchados, comprendidos y perdonados. Resulta paradójico porque, ¿Quién mejor Dios para escuchar, restablecer y perdonar? Nunca debemos avergonzarnos frente a Dios. En los momentos críticos, busquémoslo con todo nuestro Amor y arrepentimiento. Él estará Siempre allí para enderezar nuestras veredas.
🌿Dios te bendiga