🌿Son como árboles plantados a la orilla de un río, que siempre dan fruto en su tiempo. Sus hojas nunca se marchitan, y prosperan en todo lo que hacen. (Salmos 1:3) Un árbol que tiene sus raíces a la orilla de un río siempre producirá fruto. Sus hojas son verdes, sus ramas son fuertes, su tronco es sólido y sus raíces son profundas. De forma similar, una mujer que decide vivir una vida espiritual profunda elegirá ser una persona que, al igual que un árbol, está “plantada” en un canal donde el agua nunca deja de fluir.
🌿La gracia de Dios planta sus
seguidores en las corrientes de su amor que siempre fluyen. Estos “árboles” tienen que florecer, porque tienen todo lo que necesitan. Por otra parte, los del desierto forman un manojo secular de maleza mustia, marchita y reseca. Este grupo tal vez sea políticamente correcto, pero hace escarnio del Dios que creó todas las cosas y de todas las cosas de Dios. La Biblia dice que “son como paja inútil que esparce el viento” (Salmos 1:4).
🌿Debemos saber qué clase de persona somos: árboles plantados a la orilla de un río, o paja que esparce el viento. Si le pertenecemos a Dios, él nos planta en su río de salvación, donde nuestras raíces están impregnadas con el agua de la vida eterna. Entonces, como dice el salmista, prosperaremos
espiritualmente. Debemos dejar que nuestras raíces beban profundamente de esa agua viva que nos transformará.
🌿Si en realidad estamos plantadas, viviremos vidas productivas, sin importar si el sol del desierto quema mucho o si estamos rodeadas de aridez. Las personas que han sido plantadas son personas gozosas (Salmos 1:1). Nuestra alma, al igual que el árbol que ha sido plantado a la orilla del río que fluye desde el trono de Dios, siempre tendrá hojas verdes.
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